No me siento
poeta:
Lavo, plancho, cocino.
Hablo con las vecinas.
Escucho las novelas.
Cotilleo...
No soy nada sutil ni metafísica.
Se poco de metáforas
y rimas.
Apenas se el idioma
en el que hablo.
No conozco palabras
rimbombantes
y odio los acentos.
Pero, de vez en cuando,
me desbordo
y en un papel en blanco,
desgrano sentimientos.
Vierto gotas de sangre,
de un alma desgarrada.
Vierto risas y besos
de un corazón amante.
Vierto anhelos de niños
que han crecido
sin perder la inocencia.
Vierto sueños de amor
y de esperanza.
Entonces lloro, sin saber
porque lloro.
Me río, sin saber porque río,
dejando en el papel
trozos de vida.
Y regreso al hacer cotidiano
de lavar, de planchar, cocinar
y hacer la compra.
Lavo, plancho, cocino.
Hablo con las vecinas.
Escucho las novelas.
Cotilleo...
No soy nada sutil ni metafísica.
Se poco de metáforas
y rimas.
Apenas se el idioma
en el que hablo.
No conozco palabras
rimbombantes
y odio los acentos.
Pero, de vez en cuando,
me desbordo
y en un papel en blanco,
desgrano sentimientos.
Vierto gotas de sangre,
de un alma desgarrada.
Vierto risas y besos
de un corazón amante.
Vierto anhelos de niños
que han crecido
sin perder la inocencia.
Vierto sueños de amor
y de esperanza.
Entonces lloro, sin saber
porque lloro.
Me río, sin saber porque río,
dejando en el papel
trozos de vida.
Y regreso al hacer cotidiano
de lavar, de planchar, cocinar
y hacer la compra.
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